jueves, 10 de junio de 2010

Led Zeppelin- The Battle Of Evermore




Queen of Light took her bow
And then she turned to go,
The Prince of Peace embraced the gloom
And walked the night alone.
Oh, dance in the dark of night,
Sing to the morn - ing light.
The dark Lord rides in force tonight
And time will tell us all.
Oh, throw down your plow and hoe,
Rest not to lock your homes.
Side by side we wait the might
Of the darkest of them all.
I hear the horses' thunder
Down in the valley blow,
I'm waiting for the angels of Avalon,
Waiting for the eastern glow.
The apples of the valley hold,
The seas of happiness,
The ground is rich from tender care,
Repay, do not forget, no, no.
Oh,-------dance in the dark of night,
sing to the morning light.
The apples turn to brown and black, The tyrant's face is red.
Oh the war is common cry, Pick up you swords and fly.
The sky is filled with good and bad
That mortals never know.
Oh, well, the night is long, The beads of time pass slow,
Tired eyes on the sunrise, Waiting for the eastern glow.
The pain of war cannot exceed
The woe of aftermath,
The drums will shake the castle wall,
The ring wraiths ride in black, Ride on.
Sing as you raise your bow,
Shoot straighter than before.
No comfort has the fire at night
That lights the face so cold.
Oh dance in the dark of night,
Sing to the mornin' light.
The magic runes are writ in gold
To bring the balance back, Bring it back.
At last the sun is shining, The clouds of blue roll by,
With flames from the dragon of darkness
The sunlight blinds his eyes.

sábado, 5 de junio de 2010

Mi sujetador verde

Una vez tuve un precioso sujetador verde pistacho… demasiado bonito para que durara. Llegó un buen día, y como reza la ley de Murphy, mi preciada prenda desapareció…. A manos del perro de mi vecino.

Todo comenzó en la parte de atrás del jardín, donde tendíamos la ropa para secar. Ahí colgaba mi sujetador, ondeando al viento. Me asomé, de pura casualidad, y vi como la perrita de mis vecinos, Canela, que pasaba más tiempo en mi casa que en la suya, saltaba sobre sus dos patas traseras para agarrar con los dientes mi sujetador. Me entró pánico y grité algo incoherente mientras salía corriendo, y en pijama como estaba, al jardín. Llegué demasiado tarde, y Canela había echado a correr camino abajo, hacia la entrada del campo de golf, con mi sujetador en la boca. No me lo pensé dos veces, aunque probablemente deberia haberlo echo, y corrí tras ella. Un momento muy gracioso para cualquier espectado ajeno a mi drama: un perrito marrón corriendo con un sujetador en la boca y una chiquilla en un pijama escaso corriendo tras de ella camino abajo. Bueno, yo no tenia tiempo para reírme. Llegó Canela a la entrada del campo de golf, y yo después. Estaba tan concentrada en atrapar al can, que no me di cuenta que Canelita había llegado a los pies de una enorme camioneta verde. Canté victoria demasiado rápido, por que la camioneta estaba llena de muchachos demasiado guapos, y con sonrisas demasiado grandes. Uno le quitó la prenda al perro y me lo dio.
“gracias” atiné a decir.
“de nada”
mi cerebro gritaba CORRE. Asi que corrí.

Que pintoresco, ¿verdad?

martes, 1 de junio de 2010

El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas




Pagina 16:

Decidamos, por ejemplo, que la Tierra no es un cuerpo esférico sino una enorme mesa de café. ¿Nos causa eso algún inconveniente en el plano de la vida cotidiana? Evidentemente, éste es un caso extremo y no se trata de ir cambiándolo todo a nuestro capricho. Sin embargo, la concepción arbitraria según la cual la Tierra es una enorme mesa de café eliminaría de un plumazo la infinidad de pequeños problemas – sin ir más lejos, la fuerza de gravedad, las líneas de demarcación horaria o el ecuador, entre otras futilidades- derivados de la condición esférica del globo terráqueo. Porque, a una persona normal y corriente, ¿cuántas veces va a preocuparle a lo largo de su vida la línea del ecuador?

Por ese motivo intento, en lo posible, tomarme las cosas como me convienen. Lo que pienso es que el mundo está constituido de forma que contiene varias – o, para decirlo sin ambages, infinitas- posibilidades. Y la elección entre éstas reside, hasta cierto punto, en cada uno de los individuos que lo componen. Lo que llamamos “mundo” es una enorme mesa de café producto de un compendio de posibilidades.

- Haruki Murakami