
Me parece el igual de un dios, el hombre
Que enfrente de ti se sienta, y tan de cerca
Te escucha absorto hablarle con dulzura
Y reírte con amor
Eso, no miento, no, me sobresalta
Dentro del pecho el corazón; pues cuando
Te miró un solo instante, ya no puedo
Decir ni una palabra,
La lengua se me hiela, y un sutil
Fuego no tarda en recorrer mi piel,
Mis ojos no ven nada, y el oído
Me zumba, y un sudor
Frío me cubre, y un temblor de agita
Todo el cuerpo, y estoy, mas que la hierba,
Pálida, y siento que me falta poco
Para quedarme muerta.
-Safo
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