
una vez el mundo era un sitio de paz.
Magos y brujas perfeccionaban el arte de la magia en armonía con la naturaleza. Entre los humanos, con grandes poderes, habitaban los animales mas poderosos del reino animal: las salamandras haladas. Eran unas criaturas perfectas, de gran sabiduría. Tenian tremendos poderes, concedidos por la madre tierra durante su creación; las salamandras eran los unicos seres que sobrevivían al fuego, pues su sangre
era caliente y sus escamas fuertes.Fue un invierno cuando una feroz guerra se desató en la tierra. Magos y brujas luchaban contra otros magos y brujas que deseaban usar el poder de la naturaleza para su conveniencia. La ferocidad de las batallas arrasaron con bosques y mares, matando a seres inocentes. Las salamandras pelearon del lado de los magos y brujas defensores de la paz, bajo las ordenes de la reina salamandra Eleonorah.
Cientos de años duro la guerra, hasta que no hubo nada por que pelear, pues la fuerza de la magia había acabado con todo. Ante la tristeza de verse rodeados de muerte y dolor, los magos, las brujas y las salamandras perdieron fuerzas. Fue entonces cuando aquellos otros magos y brujas ganaron las guerras. La madre naturaleza, adolorida tras tanto sufrimientos vio a sus hijos morir sobre su tierra, o bajo su mar, o en su cielo. Llena de furia, escondió a las salamandras, la únicas sobrevivientes bajo la tierra y peleo contra los magos y brujas ganadores. Era tal su ira que les arrebato los poderes que una vez les había concedido. Pero su poder no era el que había sido antes, cuando la tierra brillaba verde y respiraba paz, asi que no pudo devolverle a las salamandras la fuerza suficiente para salir a la superficie. Las salamandras, antes resistentes, se tornaron débiles y perdieron sus alas. Tras el tiempo que habian permanecido escondidas bajo tierra, sin ver la luz del sol, su sangre se torno fria y espesa.
La reina eleonorah les prometió a sus súbditos que algun día regresarían a la superficie y que llegaria la mañana en que el sol hubiera calentado su sangre y sus alas hubieran crecido nuevamente y podrían devolverle al mundo la magia que había perdido.
Hoy, las salamandras no son mas que otra especie, que entre pena y dolor, espera paciente a que el sol caliente su sangre. Tal vez algun día consigan recuperar sus alas y devolvernos la magia.
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